Sedigas ha puesto de manifiesto el potencial de España para convertirse en la piedra angular de la producción del biometano en Europa. El informe que lleva por título “Estudio de la capacidad de producción de biometano en España”, realizado en colaboración con PwC y Biovic, recoge que España podría contar con una capacidad de generación de hasta 163 TWh, equivalentes al 45% de la demanda natural de gas natural.
Nuestro país podría llegar a albergar más de 2.300 plantas de producción (desde las seis actualmente en funcionamiento), un proceso que dinamizaría inversiones por valor de 40.500 millones de euros, además de proporcionar un significativo ahorro a los consumidores españoles.
Lograr consolidar el biometano como vector energético prioritario requiere de una labor tenaz a medio y largo plazo, por ello también es importante poner en valor todas sus externalidades positivas. Más allá de la multitud de beneficios medio ambientales que proporciona el biometano, como la mitigación de los residuos del sector agrícola y ganadero, el despliegue de este gas renovable conllevaría la creación de empleo en zonas rurales, pudiendo generar hasta 62.000 empleos directos e indirectos en la operación y mantenimiento de estas plantas.
Mientras tanto, estos días hemos conocido que la Comisión de Industria, Innovación y Energía del Parlamento Europeo ha dado un importante paso en la adopción de la regulación del hidrógeno y los gases renovables, avanzando en un paquete legislativo que se concretará durante la presidencia española del Consejo Europeo.
En sus enmiendas al reglamento, en línea con los objetivos de REPowerEU, los eurodiputados afirman que para finales de 2030 los Estados miembros deberán garantizar colectivamente al menos 35.000 millones de metros cúbicos de biometano cada año, el equivalente a cerca del 10% del consumo de gas a nivel comunitario. Este se produciría e inyectaría en el sistema de gas natural, con el objetivo de sustituir el 20% de las importaciones de gas natural ruso por una alternativa sostenible, más barata y producida localmente.
Si las instituciones de la UE dan luz verde a esta propuesta, ese objetivo anclaría finalmente en una legislación vinculante la ambición del Plan REPowerEU. La adopción de normas a escala de la UE facilitaría un crecimiento acelerado y pronunciado de la integración del biometano en la red de gas después de 2025.
A la espera de que España, que este objetivo comunitario se refleje en términos de ambición en la próxima revisión del Plan Nacional Integrado de Energía y Clima (PNIEC), el potencial del biometano en nuestro país no ha pasado desapercibido por parte del sector financiero.
Matteo Botto, director general de Infraestructuras de Goldman Sachs Asset Management, apuntaba hace pocos días que "creemos que el biometano es uno de los segmentos más atractivos de la transición energética para los inversores y tenemos grandes expectativas". Esta afirmación, quizás no sorprenda a los que conocemos de cerca el potencial del biometano en nuestro país. Pero el motivo por el que han sido pronunciadas sí revela un movimiento determinante de cara al futuro: hace apenas dos semanas, Goldman Sachs lanzaba Verdalia Bioenergy, un nuevo fondo con el que el banco de Wall Street se propone participar de forma protagonista en la carrera del biometano y que contará con una inversión de 1.000 millones de euros para el despliegue de este gas renovable. El objetivo del grupo estadounidense es el desarrollo, adquisición, construcción y operación de plantas de biometano a lo largo y ancho de Europa durante los próximos cuatro años, invirtiendo en proyectos en fase inicial de desarrollo, así como en activos operativos.
En este sentido, celebramos todas las iniciativas de este tipo que suponen pasar de la teoría a la práctica, pues evidencian cómo los inversores están comenzando a tomar conciencia del enorme atractivo que supone el biometano y se empieza a materializar todo su potencial mediante apuestas reales de inversión.
Sedigas continuará comprometida con la divulgación y el fomento de todas las iniciativas que apuestan por materializar la gran oportunidad energética, económica y social que representa para nuestro país el biometano; una fuente de energía que merece toda la consideración -como ha defendido recientemente en las jornadas de SPIREC2023- en el marco de una transición hacia una economía más sostenible, justa e inclusiva para todos.