El pasado 12 de enero Sedigas presentó ante los medios de comunicación las principales conclusiones del ‘Estudio de la capacidad de producción de biometano en España’ elaborado junto a PwC y Biovic. Este informe pone de manifiesto el extraordinario potencial de nuestro país para la producción de biometano, una capacidad reconocida por Bruselas y que nos podría posicionar en la senda de países de nuestro entorno como Alemania, Francia o Italia que decidieron hace ya tiempo dar un impulso decidido a este gas renovable.
Iniciativa que, en el caso español, equivaldría a una capacidad de generación de hasta 163 TWh, equivalentes al 45% de la demanda anual de gas natural. Este recurso, renovable y autóctono, nos hubiera permitido reducir no solo nuestra dependencia exterior y mejorar nuestra balanza comercial, sino también proporcionar un significativo ahorro a los consumidores españoles (hasta 4.000 millones de euros si tomamos en consideración los precios del gas natural en 2022).
El estudio desvela que España podría albergar más de 2.300 plantas de producción, que movilizarían una inversión próxima a los 40.500 millones de euros (un 3,6% del PIB) y que se traduciría -realizando cálculos conservadores- en la creación de unos 62.000 empleos directos e indirectos en la operación y mantenimiento de estas, a los que aún habría que sumar los derivados de la construcción de las instalaciones y de los inducidos en los sectores primarios, agricultura y ganadería.
Precisamente, el elemento rural resulta clave para esta tecnología que se nutre de materias primas como los residuos que genera el sector primario, la biomasa forestal y los cultivos intermedios. La agricultura y la ganadería tienen un peso muy específico en la capacidad de producción de biometano, así que no es de extrañar que las comunidades autónomas con mayor presencia de ese sector primario sean, a su vez, las que demuestran mayor potencial de producción.
Es ya indiscutible la oportunidad de que España se convierta en futuro hub gasista europeo gracias a los gases renovables como el biometano, para el que contamos con una tecnología madura y probada que no requiere de nuevas infraestructuras, al aprovechar las redes energéticas existentes, ni de adecuaciones de los equipamientos de los consumidores finales, al tratarse de una solución sustitutiva perfecta del gas convencional.
Pero si bien es cierto que se están dando los primeros pasos para el progresivo desarrollo de este vector energético, sabemos que siguen existiendo una serie de barreras administrativas, regulatorias, económicas y fiscales que están limitando la inversión y el desarrollo de nuevos proyectos de producción. Materializar el potencial de producción de biometano en nuestro país requiere seguir trabajando en un marco regulatorio fiable, estable y ambicioso, que atraiga y movilice las inversiones necesarias de la iniciativa privada, para poder disfrutar de los frutos medioambientales, sociales y económicos de la apuesta por una energía autóctona, eficiente, renovable y sostenible para todos.
Todo ello, en un contexto cada vez más favorable. REPowerEU plantea una serie de metas para fomentar el despliegue de energías renovables, y uno de ellos es el de duplicar los objetivos de gases renovables para 2030, otorgando un papel protagonista al biometano y ampliando hasta los 35.000 millones de metros cúbicos el horizonte comunitario de producción, situándolo próximo al 10% del consumo de gas natural. A su vez, la revisión del Plan Nacional Integrado de Energía y Clima (PNIEC), cuya nueva versión el Gobierno remitirá a Bruselas en junio, habrá de alinearse a los objetivos europeos, lo que debería servir a modo de señal para que España acometa una apuesta decidida por el biometano.
(*) Puedes consultar toda la información del estudio de Sedigas sobre el potencial de producción de biometano en España aquí.