Se sabe cómo hacer hidrógeno verde a partir del exceso de energía eólica y solar intermitente y que esa misma intermitencia significa que las brechas en la generación eólica y solar deben "llenarse".
La fabricación del hidrógeno verde todavía es muy cara. Edmund Andrews, de la Universidad de Stanford y en colaboración con la Universidad de Mannheim en Alemania, se han planteado en una investigación ¿y si ese hidrógeno verde pudiera volver a convertirse de forma económicamente viable en energía cuando fuera necesario?
El estudio se centra en celdas de combustible de óxido sólido que pueden cambiar de dirección más fácilmente, esta reversibilidad hace que estas celdas de combustible puedan convertir el hidrógeno en energía de manera económica. La rentabilidad de dichos sistemas deberá mejorar a medida que la tecnología madure y se desarrolle la implantación.
La ventaja de estos sistemas reversibles es que se pueden construir a casi cualquier escala, por lo que pueden ser utilizados por empresas individuales o pequeñas comunidades, así como por grandes redes eléctricas urbanas. Si se cumplen las predicciones, podría convertirse en una tecnología rentable para ayudar a suavizar el suministro de energía y vincular los mercados de electricidad e hidrógeno.